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Un legado misionero que elevó a las Hermanas camerunesas

Por Sr. Theodosia Baki

A las Hermanas Terciarias de San Francisco les resulta difícil despedirse de la Hermana Félix María Malsiner, una misionera celosa y un pilar fuerte de la Congregación. Nacida el 4 de abril de 1927, hna. Félix entró en la Comunidad de las Hermanas Terciarias en 1945. Hizo la Profesión Perpetua el 30 de mayo de 1950 y en 1952 se fue de misión a Camerún, donde sirvió durante 37 años. Fue Directora de la Escuela Católica de Ciencias de la Salud de Shisong hasta 1967, año en que se convirtió en la primera Superiora Regional de la Región de Shisong. Cuando la región fue elevada a provincia en 1971, se convirtió en la primera Superiora Provincial de la Provincia de Camerún, cargo que ocupó hasta 1989, cuando fue elegida Superiora General. Tras su segundo mandato como Superiora General, regresó a Brixen y continuó sirviendo a su comunidad hasta su fallecimiento el 9 de abril de 2024.

Su vida fue un testimonio de inquebrantable dedicación, profunda sabiduría y amor sin límites por la Congregación.

Reflexionando sobre su mandato, es evidente que el impacto de la Madre Félix fue profundo y de gran alcance. Su papel decisivo en la elevación de la Región de Camerún a Provincia es testimonio de su liderazgo visionario y su compromiso inquebrantable con el crecimiento y la prosperidad de nuestra congregación. Además, sus doce años de servicio como Superiora Provincial se caracterizaron por una incansable devoción y un liderazgo ejemplar, dando poder y abriendo oportunidades a la creciente membresía camerunesa, guiándonos a través de retos y triunfos con gracia y sabiduría. Asumió una posición de madre y entrenadora profética, humilde y realista cuando la primera Superiora Provincial camerunesa fue elegida en su lugar. Su vida misionera en Camerún se caracterizó claramente por el compromiso de ayudar a las Hermanas camerunesas a desarrollar habilidades para "pescar sus peces", por lo que el crecimiento de la Provincia de Camerún fue evidentemente gratificante y fuente de alegría y satisfacción misionera. De hecho, bendijo y deseó verdaderamente el bien a las hermanas y al pueblo camerunés.

Como Superiora General, la Madre Félix fomentó inestimables conexiones con las Congregaciones Franciscanas en América, enriqueciendo nuestra congregación con su apoyo y solidaridad. Su visión y previsión en el cultivo de estas relaciones sin duda han fortalecido nuestra misión de colaboración y fomentado nuestro compromiso compartido de servir a los demás. Ella soñó e hizo todo lo posible para promover un estilo de vida verdaderamente franciscano de pobreza, humildad, contemplación y penitencia.

El liderazgo de la Madre Félix ha dejado una huella indeleble en nuestra comunidad, y su legado seguirá inspirando a las generaciones venideras.

Mientras lloramos la pérdida de la Madre Félix, nos consuela saber que su legado perdurará a través de las vidas que tocó y el profundo impacto que tuvo en nuestra congregación. Que Dios, en su infinita misericordia, la recompense con la vida eterna, y que su espíritu siga guiándonos e inspirándonos en nuestro camino.

Honramos su memoria y celebramos su extraordinaria vida.

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