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Frontera entre Camerún y Nigeria

En primera línea: Un salvavidas para los desplazados por la violencia

Caos, crisis, esperanza y ayuda

El noroeste de Camerún lleva más de seis años azotado por una guerra separatista - la llamada Anglophone Crisis- que se ha cobrado un ruinoso tributo humanitario. La guerra, caracterizada por intensos e indiscriminados combates entre el gobierno y los separatistas, ha desplazado de sus hogares a más de 775.000 personas. Servir a estas personas con gracia, dignidad y el amor de Dios, es uno de los ministerios más complejos y significativos de las Hermanas Terciarias.

Todo nuestro trabajo con los refugiados cameruneses y los desplazados internos, se sufraga con fondos privados. Sus donativos financian directamente la ayuda alimentaria, la ropa, la atención médica y el asesoramiento.

Si está en condiciones de hacer un donativo, le estaremos muy agradecidos y le daremos un buen uso inmediato.

de un vistazo

Cuando el conflicto cruza fronteras, también debe hacerlo el amor

Más de seis años de intensos e impredecibles combates han trastornado toda una región. La mayoría de los desplazados por la violencia, han huido a zonas del interior de Camerún, pero se calcula que 65.000 se han refugiado en la vecina Nigeria.

Operamos en ambos lados de la frontera, atendiendo a personas desplazadas internamente (IDP) en Camerún y a refugiados internacionales en Nigeria. Nuestras hermanas y personal apoyan a miles de refugiados en docenas de comunidades en ambos países.

De la crisis y oportunidades

Un conflicto duradero implica un compromiso duradero. Aunque proporcionar ayuda inmediata -alimentos, ropa y atención sanitaria- es una parte fundamental de nuestro trabajo, igual importante es nuestra misión de volver a poner a la gente en pie.

Nuestras hermanas entablan relaciones personales con muchos refugiados y desplazados internos, y les preparan para la vida en sus nuevas comunidades. A menudo esto significa facilitar las relaciones con las familias locales que amablemente los acogen.

La formación para el empleo, especialmente con mujeres refugiadas y desplazadas internas, es una parte importante y significativa de nuestro trabajo. Se imparten cursos de gestión empresarial y doméstica a pequeña escala.

La formación en agricultura y oficios es otro de los objetivos: con cursos de carpintería y techado, habilidades que serán necesarias para reconstruir una región devastada por la guerra. Se ofrecen equipos de labranza y animales (cabras, cerdos y ovejas) para poner en marcha empresas agrícolas.

Una crisis psicológica y espiritual

Más allá del trabajo de llevar comida a la boca y ganancias en las manos, está el trabajo más difícil, de curar el dolor y el trauma de la guerra.

Esto comienza con las relaciones personales forjadas entre las hermanas y aquellos a quienes servimos. Pero eso no siempre basta.

Las hermanas y el personal ofrecen regularmente sesiones de asesoramiento y gestiónes de traumas.

Y aunque atendemos a todos los refugiados y desplazados internos, sin tener en cuenta su religión, muchos encuentran un gran consuelo en la orientación espiritual, la oración y los servicios que prestan nuestras hermanas.

¿Cómo puedes ayudar?

Operar en las afueras de una zona de guerra, es una de las tareas más difíciles, que realizamos en cualquier parte del mundo. 

Fuera de las zonas urbanizadas, tenemos poco acceso a los coches, poreso dependemos de bicicletas y ciclomotores para llegar a los necesitados. Las enfermedades infecciosas son una amenaza constante. Y el peligro que supone una guerra cercana, siempre se cierne sobre nosotros.

Si está en condiciones de hacer un donativo, le estaremos muy agradecidos y le daremos un buen uso inmediato.

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